Mentir

viernes, 17 de julio de 2009 a la/s 8:23 p. m.
¿Mentir vale la pena cuando se hace para desenmascarar un acto innoble? ¿Hacer trampa se justifica cuando su objetivo, una vez revelada la acción, se logra que se cambien las reglas en un sistema injusto? ¿Existe tal cosa como "la importancia de una mentira" su "relevancia", son mesurables? Entender como operan [La mentira y la trampa], cuáles es su roles y sus cadencias en nuestra sociedad nos ayudaría a ser menos ingenuos y sobrevivir...un poco más.
Un hecho es un hecho: los tramposos y los mentirosos prosperan. Y no es debido a la ineficiencia de los ministerios, la burocracia, la falta de una legislación adecuada. Es sólo que hay ciertos niveles de socialización y transacción a los que la justicia no llega. Los docentes difícilmente ganen más que la mayoría de los abogados y son ellos los que nos enseñan a no mentir ni ser tramposos. Hay ciertos abogados que ganan cantidades astronómicas de dinero, y su función es defender a sus clientes, cualesquiera sean las circunstancias y las premisas. Esto implica, en menor o mayor grado, la elaboración de coartadas y argumentos que en gran parte son falsas (sí y sólo sí el cliente es realmente culplable de su cargo). En síntesis, aquellos capaces de burlar hábilmente a una serie de personas son capaces de moverse con libertad en el mundo, aún aquellos sometidos a un proceso de investigación enfocado en lo contrario.
Concluyo, como respuesta parcial a la pregunta que formulé en un principio que SI existe esa vara para medir las mentiras y que mide con razón. No es lo mismo una mentira en manos de un millonario que en manos de un niño de 5 años, simplemente porque este universo funciona con una ley básica que jamás podremos cambiar: Acción-Consecuencia.