Un músico de la san puta. Edgar Winter, nacido en 1946, es un músico que toca de todo y con todo. Saxofonista, tecladista, percusionista y cantante, ha incursionado en el blues, el soul, el rock, el jazz y en algo medio extraño (que lo caracteriza bastante) que se llama Blue Eyed Soul. Albino, al igual que su reconocido hermano Johnny Winter que es aún más famoso que el por sus dotes en la guitarra, Edgar le mete una onda genial, nada más que eso. La recopilación que voy a dejar acá es una pequeña muestra de lo que puede hacer.Temas como el inmortal instrumental Frankenstein, el cover bien soul de Harlem Shuffle, el psicodélico Fire and Ice y el conocido Freeride hacen de este álbum uno obligatorio, al menos en mi pc, una vez que la formateé.
Click en la imagen para descargar. Sin pass.
El archifamoso instrumental, un cocoliche. Cuenta la historia que el tema se llama Frankenstein porque en sus primeros años, la banda de Edgardo Invierno solía zapar con algo parecido a eso. Un buen día decidieron grabar lo que estaban haciendo, pero sin nunca quedar completamente satisfechos. Es tanta la influencia del jazz y de la improvisación que tenían estos muchachos que a cada día se les ocurría algo nuevo que ponerle, hasta que la cinta original quedó tan editada, recortada, pegada y vuelta a editar que se asemejaba al motro de la literatura, Frankenstein. Re lindo y re copado.
A raíz de sucesivas indagaciones, explico: todo el contenido del blog ha sido escrito por mí. En caso contrario el texto se encuentra en formato de cita o es aclarado. De utilizar algún fragmento de mi autoría en otra parte, ruego que se cite la fuente y/o mi nombre.
Tengo muchos nombres, soy todos y soy nadie. Soy la multitud, mas uno en particular.
Está jodida la cosa.
Agustín Canzani aka Canza aka El Hurón Mezquino.
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El archifamoso instrumental, un cocoliche. Cuenta la historia que el tema se llama Frankenstein porque en sus primeros años, la banda de Edgardo Invierno solía zapar con algo parecido a eso. Un buen día decidieron grabar lo que estaban haciendo, pero sin nunca quedar completamente satisfechos. Es tanta la influencia del jazz y de la improvisación que tenían estos muchachos que a cada día se les ocurría algo nuevo que ponerle, hasta que la cinta original quedó tan editada, recortada, pegada y vuelta a editar que se asemejaba al motro de la literatura, Frankenstein. Re lindo y re copado.
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