En última instancia, sin embargo, escribiendo o pintando es difícil que se llegue a lastimar a alguien directamente. O de manera física, cuanto mucho. Te estarás preguntando a dónde voy con toda esta perorata, seguro. El punto es que estuve viendo unas fotos y me saltó la ficha de que alguna gente se vuelve muy pelotuda para con su profesión, y terminan anteponiendola a los valores éticos que deberíamos mantener por nuestra sola y básica condición de ser humano. Mirad.
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La segunda pudiera parecerles una pelotudez atómica, pero es una pata caminando con su prole. El convoy atraviesa una alcantarilla y los pequeños patitos caen por las rendijas. El fotógrafo se mantuvo alejado de la escena, sabiendo que podía salvar la vida de los animales con solo estirar el brazo.
De manera mucho más impactante el fotógrafo Kevin Carter actuó con el mismo tipo de cínica negligencia. Después se mató, literalmente. El tipo tomó la imagen, dió media vuelta y se marchó a su casa, con una captura que le valdría millones de dólares y premios Pullitzer. Sigue siendo una forrada. La fuente de las fotos NO la voy a poner. No tengo ganas.
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