Editarte.

martes, 4 de mayo de 2010 a la/s 12:56 a. m.
Me han dicho varias personas que tengo una habilidad, y esta era la de poder mezclarme en los más diferentes espacios sociales con poco o nulo esfuerzo. La primera vez que lo escuché realmente me golpeó fuerte, nunca había oído tal cumplido en nadie. De hecho no pensé que fuera un cumplido, en su momento. Bien, el comentario logró llegarme a la médula y una vez que lo pensé, me dí cuenta de la espectacularidad de lo que me dijeron.





 He pasado noches en las que en un espacio breve de tiempo pasé de estar en un lugar dónde se hablaba de marcas de ropa, alcohol y reggaeton, a otro dónde el tema de charla era "¿Quién es más fisura, el Indio Solari o Charly García?". También he charlado sobre política y ética para luego pasar media hora "perreando". Y son realmente actitudes que sí bien por sí solas existen y se dan en muchos grupos de personas, no son características conjuntas de alguien en particular al mismo tiempo. No sé si me explico: por intuición sabés que si te juntás con las chicas del country Lomas del Orto, el tópico recurrente de discusión no va a ser el peronismo y sus influencias en el arte post-romántico durante la década del 60, sino algo más bien relacionado con el chape del finde pasado. Esto no es un juicio de valores, no es ni más gratificante o honroso hablar de una cosa u otra.  Yo estoy hablando de un aspecto totalmente diferente de la acción de conversar, y que se refiere a la dificultad de poder llevar a cabo esa interacción con soltura en dos ámbitos dónde los valores y los juicios sobre las personas son totalmente e intrínsecamente distintos.
Las leyes que existen en la juventud. Aquellas que vos, por el sólo hecho de estar leyendo theberenjena, debés conocer, se aplican a todos los grupos. Tanto un villero como un careta como un metalero manejan una serie de códigos y un lenguaje específico complejo. En City Bell existe un grado de tolerancia bastante grande, ya que ninguno de tales grupos se hace lo suficientemente numeroso como para funcionar por sí mismo. Muchos de nosotros desearíamos poder vestirnos de tal o cual manera sin ser juzgados, pero a la falta de gente que busque lo mismo nos obligamos a suavizar tales ambiciones a una foto en el messenger o convertirla en un blog anti-sistema.
No sucede lo mismo en Capital Federal, por ejemplo, dónde existe una cantidad de personas lo suficientemente numerosa como para que, mediante un vínculo en común, se logre la unión y personalización de los grupos, que de ser exitosos acarrean más y más gente. El ejemplo más claro son los floggers. El contra ejemplo son los maggots, aquellos fanáticos de la banda Slipknot. No disfrutaron de la facilidad comunicativa de la internet, ni la buscaron, pero aún así desean y disfrutarían una mayor cantidad de co-filáticos. O al menos una mayor aceptación, para lo cual se necesitarían aumentar las filas.



Volviendo a City Bell, veo que me contradije: expliqué que es difícil manejar el léxico y el comportamiento adecuado en cada círculo social, pero al mismo tiempo dije que existe un grado de homogeneización en nuestra localidad producto de la falta de gente. Ambas cosas se matizan, pero la tendencia a la diferenciación siempre va a existir, por que es inherente en nuestra edad el marcar algo así. Y quiero poner énfasis que nadie escapa a esto. Muchos de nosotros nos creemos más allá de estas reglas. Está aquél que ha logrado un nivel de conocimiento y entendimiento mayor y por eso cree que forma una especie de excepción, pero en este tipo de análisis nadie escapa, ya que existen siempre actitudes definidas, personalidades, que nos marcan y asimilan con otros. Y nosotros buscamos a esos otros. Por muy alternativo, comunista, gótico o hippie que te sientas, siempre vas a ansiar la compañía de alguien común a vos, y el entendimiento. La verdadera soledad y acomplejamiento social se da en individuos profundamente trastornados por sucesos que escapan a la esfera social y se acercan más al conflicto familiar o innato.

 En Bs As. Si, en CB no.

Gran cantidad de personas sienten un disgusto particular hacia una banda, o tienen una fuerte sensibilidad para con algún tipo de juicio moral. Por ejemplo, a mi me disgustan particularmente aquellos que militan políticamente a esta edad. El 99% de adolescentes no gozan de la cultura, el entendimiento y la experiencia necesarias para formar un análisis adecuado de lo que es la política. Yo no lo poseo. Esto decanta en posturas que no tienen el background necesario para formar un argumento contundente y esto los convierte en seres muy suceptibles al engaño de otras personas mayores que ellos, que sólo los utilizan como carne de cañón para fines que poco se asemejan a la información histórica que manejan. Y una vez más, esos chicos vuelven a postularse a si mismos como algo que realmente no es lo que sienten, sino lo que creen pensar y lo que creen que deben hacer en función de sus valores anti-sistemas, que lejos están de la realidad.
La cualidad de la que hablé en un principio me permite hasta cierto punto ver todos esto desde un lugar privilegiado. Creo firmemente que todos tenemos la capacidad de hacer un análisis así, sólo que estamos cubiertos por la dificultad de salir de nuestro grupo porque posee límites casi invisibles. Mi consejo es que no importa quien es la persona que tengas al lado, y cuanto odies la banda que tiene estampada en su remera, sólo preguntale cómo está y vas a ver que las palabras que va a usar no van a tener un significado muy distinto al de tu amigo del country. Y así vas a realizarte que lo que importa es lo que las palabras quieren decir, y una vez aprendido eso, una vez adquirida tal lección, charlar con cualquier persona no te va a resultar en lo más leve intimidante o relajador, sólo lo que digan te va a afectar. Y para resumir: seas lo que seas, radical o sutilmente, siempre te va a gustar ir al Mcdonald's, jugar a la Play, pintarte, los chicles Beldent y los Marlboro. En algún punto pertenecés, y más de lo que te das cuenta.












Ponete Objetivo: El significado de charlar en esta entrada no es el de lo que se dice, sino la acción por sí misma. Imaginate jugando a Los Sims, hacé click en conversar y vas a llegar a lo que te digo, total no entendés Simoleano.

3 Opiniones

  1. Leandro Says:

    No voy a decir que me siento tocado por esta entrada; voy a decir que esta entrada me manosea y me saca la ropa.

    Esto que vos aquí planteás he comenzado a pensarlo de una manera muy similar alrededor de mis 12 años de edad, cuando el rock invadía mi mente y los pelotudos mi colegio. Pues de la experiencia personal aquí pasaré a comentar, fiel a mis costumbres, los puntos en los que discrepo. Seré muy claro y si se quiere extenso, así que el "estoy de acuerdo con todo menos con lo de" inicial se verá sumamente disminuído en expresión, pero no importa.

    El tema de City Bell es clave. Residiendo la mayoría de mis amigos y conocidos en otras ciudades he notado cómo ésta localidad se reduce a un grupo de gente muy grande (o muy pequeño si se quiere) con expectativas sumamente parecidas. En lo personal genera mucho descontento, ya que si querés ir a hacer aeromodelismo lo vas a tener que hacer a cien kilómetros de tu casa y con desconocidos. Además me parece que también está muy bueno que uno tenga sus intereses personales (más allá de cuáles sean) y los lleve adelante trascendiendo prejuicios... pero no sos un transa ni un vendido porque tenés amigos del colegio o del club. Simplemente por un lado te gusta agitar la cabeza con Megadeth mientras habla de guerras nucleares futuristas, y eso no te excluye de McDonald's o Marlboro.

    Me parece que también hay cosas más importantes y trascendentales que otras y que si vivís hablando del chape del fin de semana simplemente sos un gil. No reíste, ni lloraste, ni un choto lo suficiente.

    Llegado a este punto de mi existencia y teniendo mis intereses muy bien marcados y llevándolos por delante en cualquier circunstancia, sin siquiera reducirlos o esquivarlos puedo afirmar sin temor a duda que nunca me vendí, transé, o me cagué encima bajo ninguna circunstancia.

    Pero Mustaine te caga a piñas a un tanque. Es así la cosa, no hay vuelta que darle.



    Muy lindo tema.

  2. lechi Says:

    Creo que la tuya es una habilidad realmente linda si te mezclás en cualquier ámbito, con la intención de participar porque quieras escuchar y te interese aportar. Si no, sigue siendo una habilidad, pero no sería tan valioso. O sea, no puedo no hacer juicios de valores: francamente no me interesa en lo más mínimo hablar de chapes y o de calzones kevingston; me levanto y me voy, me abstraigo o declaro la guerra… Así me fue también ja, una vez hablamos de eso. Aún así sigue siendo cierto que tenemos la capacidad de hablar con quién queramos… nunca se sabe hasta dónde podés exprimir al otro, y descubrir aspectos copados de todo el mundo. Si se quiere, el interés nace. Si se quiere, obvio.

    Uno puede contar con ese “don” para encajar en cualquier reunión, para ponerse a hablar de geografía, de estéticas o de vodkas truchos, de hecho somos todos diferentes, pero sí, fumamos Marlboro o miramos Friends . No estaría bueno perder el tiempo, caer en la hipocresía, o mimetizarte. No te vendas. Sí, probablemente consigas la atención buscada, o logres convencer a alguien de algo que ni vos te creés, pero ¿con qué sentido? ¿Sólo para sentir que podés jugar todo lo que quieras con las palabras? Me parece que está bueno y es más sano ser sincero y mantenerte al margen de lo que no te pega ni con moco.

    Y no soy de City Bell, pero el grado de “masificación” a veces hace que si bien esté rodeada de muchas personas todas re copadas hablando de lo mismo y super entendiéndose, me sienta sola. Y qué copado está encontrar a alguien que vive en la misma isla, o archipiélago que yo.

    Me gustó la entrada. Saludos.
    La Subjetiva.

  3. La subjetiva es buen nombre para una banda de blues local. Quizás me faltó aclarar que no es que disfruto el mezclarme en ámbitos distintos porque soy un sociópata, sino porque creo que conocer gente nunca está demás. No caería en la frase trillada "los amigos nunca sobran", porque difícilmente considere a esa gente (o a su mayoría) como verdaderos amigos, sino que al menos el tener un conocimiento de como funcionan y como se mueven te puede ayudar en más de una situación.