Ayn Rand influye, en serio.

jueves, 9 de julio de 2009 a la/s 2:13 a. m.
Llega un punto en que pareciera que vivimos quejandonos. Somos nosotros, queridos lectores, las personas sobre las que hablo. Solemos exclamar: "¡No entiendo como alguien puede pensar eso!"; "El mundo me supera, no entiendo a X"; "¿Cómo es que te gusta X?"; "Sólo un idiota escucha X banda" y así sucesivamente. Otros tantos de nosotros tomamos una postura más agresiva: "¡Imbécil!" "¡Tenías que ser de Boca!" "¡Tenías que ser Peronista/Radical/Anarquista! como para decir una cosa así". O en un análisis rápido e irracional asociamos esos estados (Radicalista, Bostero, Kiosquero, Diestro) a cualidades y calidades de las personas.

Dice algo así: "Esta banda es súper" "Es eso sarcasmo, viejo?" "Pues ya ni sé".

Estos argumentos que nos damos y que damos también son cosa común. ¿Por qué existe y por qué se da? Por que este argumento es una forma de anticipar el debate (que es necesario moralmente) y extorsionar al contrincante para queacuerde con las propias opiniones sin discutirlas (o abandonar la charla, dando una falsa sensación de victoria).
Esto se da de dos formas en las personas que tuve la oportunidad de analizar (a hurtadillas y subrepticiamente). Ambos me generan odio y frustración, si les interesa saber. Son los siguientes:
  • "La persona X es inmoral (estúpida, compulsiva, bostera, Peronista, homosexual), y en consecuencia su argumento es falso."
  • "Sólo los inmorales (idem arriba) no pueden ver que el argumento de la persona X es falso"

En el primer caso, la imnoralidad de la persona (real o inventada) se ofrece como prueba de la falsedad de su argumento. En el segundo caso (en el que pretendo hacer más énfasis), la falsedad de su argumento se AFIRMA en forma arbitraria y se ofrece como prueba de su inmoralidad. Por favor, no dudes de estas palabras, son la triste realidad. Es indignante ver como estos métodos se utilizan con más frecuencia que un simple análisis objetivo. ¿Por qué son indignantes? Porque su característica principal es apelar a la duda sobre la moralidad, y se apoyan en el miedo, la culpa o la ignorancia de la víctima.
Se usa en forma de un ultimátum que demanda a la víctima que renuncie a una idea dada sin discusión, ante la amenaza de que se la considere inmoralmente indigna (esos son los adjetivos justos, admitilo). El patrón en realidad es siempre el mismo: "Únicamente los malvados (deshonestros, despiadados, insensibles, ignorantes, etc.) pueden tener una idea así".
El ejemplo clásico (que tomé de una fuente equis) de la intimidación como argumento es la historia de El nuevo ropaje del Emperador (prepárense para un potencial copypasteo).
En esa historia, unos forros venden al emperador un ropaje inexistente, aseverando que su inusual belleza lo hace invisible para quienes son moralmente depravados. Presten atención a esto: los charlatatnes basan su accionar en las dudas personales del Emperador: éste tipo no cuestiona lo que le aseguran, ni la autoridad moral de esas personas. Está dejando pasar por alto dos cosas importantes. Se rinde de inmediato, afirmando qeu ve la vestimenta, rechazando así la evidencia de sus propios ojos e invalidando su propia conciencia, antes que enfrentar una amenaza contra su precaria autoestima. P-R-E-C-A-R-I-A (autoestima no es decir "juego bien al ping pong"). Para notar lo lejos que está el Emperador de la realidad calculen que prefiere caminar desnudo por la calle, exhibiendo ante la población sus ropas inexistentes, antes de arriesgarse a enfrentar la condenación moral de dos pillos. La gente, azuzada por el mismo pánico psicológico, vocifera fuertes exclamaciones de admiración ante las ropas del Rey, intentando superarse los unos a los otros, hasta que un niño grita que el Emperador está desnudo. Somos todos hipócritas, Lea.
Éste es el patrón exacto de funcionamiento del argumento de la intimidación, tal como me tomé el trabajo de mostrarles. Hay un ejemplo claro y que hace que mi moño explote: el arte moderno. Es donde los espectadores, con tal de probar que poseen esa penetración perteneciente a la elite mística, prorrumpen en exclamaciones de admiración, intentando superarse unos a otros ante el esplendor de una tela pintarrajeada, pero carente de todo arte. Delante mío tengo una pintura de Joan Miro, elaborada en el año 1968, que a mis ojos no es más que una estrambótica demostración de la inestabilidad mental del autor (o de su extraordinaria capacidad para estafar ilusos).


Es lindo, tiene colores, hasta figuras y formas, quizás. SO FUCKING WHAT!?

1 Responses to Ayn Rand influye, en serio.

  1. Pechochas Says:

    si no existieran los errores todo seria igual, la vida seria muy poco interesante y a cualquiera le daria ganas de patearla o escupirla.
    (respuesta a tu comentario)