A la merced de Pinky y Cerebro
(aclaro que cambié un poco el lenguaje)
Desde que el primer australopiteco admiró la belleza y el poder del fuego, para más tarde aprender a manipularlo, el ser humano no ha aminorado su marcha en la carrera de los avances científicos.
Pasamos de ocultarnos en cuevas a construir por casa propia, de cazar para sobrevivir, a cazar por mera diversión; de sufrir el azar de la naturaleza, a controlarla a nuestro gusto, modificándola.
Si bien este continuo avance ha tenido tropiezos (en tiempos como la edad media, cuando se progresó escasamente), el hombre siempre ha sabido sobreponerse a enfermedades, calamidades, terremotos y otros desastres naturales, pero nunca jamás puedo hacer frente a su propia incompetencia. Es propio de la condición humana la agresividad, la inestabilidad social, y siempre ha existido. Ahora, como producto de las nuevas tecnologías tenemos formas muchísimo más eficientes de provocar destrucción.
El Renacimiento cambió substancialmente la manera de ver el mundo del humano, transformándola desde teocentrista a antropocentrista, sumado a revitalización de la Fe en la Razón. Es esa Fe en la Razón la que llevó a muchos científicos a descubrir la estructura del átomo, la composición del Universo y a aplicar los primeros transplantes humanos. No obstante, fue también esa misma Fe en la razón la que llevó al descubrimiento de la dinamita, el poder destructivo del núcleo atómico y la que refinó la política (y su manera de complicarnos la vida) como la conocemos hoy en día.
El término ingenuidad ilustrada, mucho Muy repetido, es una forma de definir el pensamiento que se sostenía en esa época: usando la razón como ruta que se podría acceder a todo un nuevo espectro de tecnologías, que aumentarían el nivel de vida para toda la humanidad, equitativamente. Con certeza podemos decir (como frutos nosotros de ésta generación) que este pensamiento optimista es completamente erróneo, porque sabemos que no todos los hombres poseen un televisor, viven cerca de un hospital, ni tienen los recursos básicos para llevar una vida digna. Es más, advirtiendo un espectro más amplio todavía, las estructuras políticas de ese entonces, que prometían orden social no son, hoy en día, un intento de lo que debían ser.
Por ejemplo, en Matrix, donde un programa de PC que había sido diseñado para controlar a todos los humanos producía fallas por que las máquinas no contemplaban el defecto más grande de ese sistema de control: la propia incompetencia del ser humano, que aún en las circunstancias más perfectas (que quiera un sistema generar) tiende a arruinarlo todo. Es por esto que yo pienso que nunca jamás se debe culpar a las ciencias y sus frutos, porque al fin y al cabo es sólo una herramienta, “no se puede culpar al martillo que forjó la espada, sino al herrero”. Creo que el humano es un ser lamentablemente acreedor de las mil y una formas de acabar consigo mismo y sus iguales, es por eso que hasta que la sociedad no avance como un todo vamos a seguir destruyéndonos desde adentro, y lo que es peor, a nuestro planeta y todo lo que habita en él. Carl Sagan dijo que el propio miedo a que nos destruyamos es un reflejo vivo de nuestro retraso, con lo que estoy totalmente de acuerdo.
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